martes, 9 de junio de 2009

BENEDICTO XVI Y EL CONDÓN

Quizá alguno se sorprende de que yo haga la defensa del Papa. Pero lo que él ha sostenido en este asunto no es otra cosa sino el punto de vista cristiano.

¿Recuerdan los lectores el cargamontón mediático del que fue víctima el Papa Benedicto XVI a raíz de una frase suya, dicha mientras volaba al Camerún, en respuesta a una pregunta de un corresponsal francés? La pregunta fue: ¿No considera usted que la forma como la iglesia enfrenta el problema del Sida, insistiendo en una conducta sexual responsable y rechazando la distribución de preservativos, carece de realismo y es inefectiva?

El Papa contestó literalmente: “Yo diría más bien lo contrario. Pienso que la política más efectiva, más presente y más fuerte en la lucha contra el Sida es precisamente la de la Iglesia Católica, con sus programas y su diversidad. Pienso en la Comunidad de San Egidio, que hace tanto visible e invisiblemente en la lucha contra el Sida…y en las hermanas que están al servicio de los enfermos. Yo diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con dinero, aunque sea muy importante. Pero si no hay alma, la gente no sabe cómo usarlo y no ayuda. No se puede vencer a la enfermedad con la distribución de condones. Al contrario, eso agrava el problema.

He destacado la última frase de una declaración improvisada que reafirmaba la posición conocida de la iglesia, y que la prensa mundial sacó de su contexto inflándola de forma desmesurada, concentrándose en las palabras acerca de los condones e ignorando el resto, para mostrar hasta qué punto pueden manipularse las noticias.

Al día siguiente de difundirse la declaración el London Times publicó cuatro piezas condenando las palabras del Papa, al que hicieron coro otros medios, inclusive en el Perú. El domingo siguiente un grupo de activistas arrojó condones a los pies de los fieles que salían de la Catedral de Notre Dame en Paris; en Roma el Papa, de regreso de su periplo africano, fue recibido por manifestantes que portaban condones inflados como globos, etc., etc., mientras que los caricaturistas aguzaban su ingenio para ridiculizar al pontífice.

Pese a todo el revuelo el hecho objetivo es que el Papa tiene la razón. Lo prueban las estadísticas. Los países que cuentan con la más alta tasa de distribución de condones –Sud Africa, Kenia, Botswana y Zimbawe- son coincidentemente los que tienen las tasas más altas de infección: 38% y 32% en el caso de los dos últimos, respectivamente. En cambio Uganda, que en una época tenía la tasa de incidencia de la enfermedad más alta del mundo, y que hace veinte años optó por promover la abstención premarital y la fidelidad conyugal, tiene hoy la tasa de infección más baja del continente africano: 5%.

Un estudio conducido por la Comisión Presidencial para el Sida en los EEUU, halló que los condones tienen un porcentaje de fallos del 24 %, debido principalmente al uso inadecuado. El estimado más favorable de efectividad es del 90%. ¿Qué persona en sus cabales quiere arriesgarse? Pero esos datos simples son ocultados al gran público. Una investigación presentada recientemente a la Conferencia Internacional sobre el Sida, acerca de parejas casadas en las que un cónyuge tiene la enfermedad, y que usan rutinariamente el condón para proteger al cónyuge sano, mostró que se produjo contagio en el 17% de los casos a sólo 18 meses de iniciado el estudio.

Benedicto XVI tiene la razón. El uso del dinero sin una moral que lo respalde, es inefectivo. No hay sustituto viable para la conducta responsable.

NB. Datos tomados del número de Mayo 2009 de la revista “New Oxford Review”.