viernes, 16 de diciembre de 2011

EN QUÉ IDIOMA HABLABA JESÚS

Miraflores, 16 de diciembre, 2011

Señor Director
Diario La República
Pte.

Estimado Señor Director:

Quisiera hacer algunas precisiones a la interesante e informada nota del Sr. Eleazar Ramos, publicada el lunes pasado, en respuesta a la pregunta: ¿En qué lengua hablaba Jesús? Antes del exilio babilónico, ocurrido a inicios del siglo VI AC, los judíos hablaban hebreo. Durante el exilio aprendieron a hablar el arameo, la lengua de sus conquistadores, que se hablaba en la mayor parte del Medio Oriente, y retornaron hablando ese idioma. Pero hay evidencias muy fuertes de que buena parte de la población no había olvidado el hebreo, y de que, al menos, lo hablaba la elite religiosa. Muy posiblemente Jesús también.

Alejandro Magno (último tercio del siglo IV A.C.) conquistó el Medio Oriente e impuso la lengua y la cultura griega en los territorios conquistados. Como consecuencia el griego se convirtió en la “lingua franca” del Medio Oriente y del Mediterráneo (como lo es el inglés en nuestros días en el mundo entero). Incluso en Roma parte de la población hablaba también griego (Pablo de Tarso escribió su Epístola a los Romanos en esa lengua, que era posiblemente, dicho sea de paso, su lengua materna, aunque dominaba el hebreo por sus estudios con Gamaliel).

Los romanos no impusieron el latín a la provincia ecuestre de Judea, que era gobernada en tiempos de Jesús por el “gobernador” Poncio Pilatos (Su título oficial era prefecto). Es por tanto poco probable que Jesús lo hablara. Sus diálogos con el gobernador romano que consignan los evangelios se realizaron en griego.

Hay evidencias en el Nuevo Testamento de que Jesús y la población judía hablaban hebreo. Según relata Pablo cuando Jesús resucitado se le apareció camino a Damasco le habló “en lengua hebrea” (Hechos 26:14). Cuando él se dirige a la multitud judía que lo había querido linchar, les habla en “en lengua hebrea”. Cuando ellos lo oyeron hablar “en lengua hebrea”, es decir, en su lengua, según el contexto, guardaron silencio (Hch 21:40 y 22:2). Hay quienes sostienen que eso quiere decir “en arameo”. Pero es improbable que un hombre culto como el médico Lucas, autor del libro de los Hechos de los Apóstoles, confundiera ambas lenguas. Según el evangelio de Juan el título que Pilatos ordenó poner en la cruz de Jesús, y que decía “Jesús nazareno, rey de los judíos” estaba escrito en hebreo, griego y latín (Juan 19:19 y 20). ¿Por qué ordenaría escribirlo también en hebreo si esa lengua no era hablada en Judea?

Los evangelios y el resto del Nuevo Testamento fueron escritos en el griego común (“koiné”) que era hablado en el Medio Oriente. Pero hay evidencias fuertes de que hay un substrato hebreo en su redacción. El hebraísta francés Claude Tresmontant, autor de “Le Christ hébreu”, ha detectado decenas de hebraísmos en el griego de los evangelios. De hecho, San Jerónimo, el autor de la traducción de la Biblia al latín, llamada “Vulgata”, dice que Mateo escribió su evangelio en hebreo. Algunos sostienen que quiso decir arameo. ¿Confundiría el hebreo con el arameo un erudito como Jerónimo, que se había establecido durante años en Belén para aprender hebreo con los rabinos de esa ciudad, y que había traducido de los originales hebreo y arameo el texto del Antiguo Testamento? (La mayor parte del Antiguo Testamento fue escrita en hebreo; sólo algunas cortas secciones lo fueron en arameo). Su testimonio es corroborado por varios escritores cristianos de los primeros siglos, como Papías, Ireneo, Orígenes, Eusebio.

Pero la evidencia más fuerte de la supervivencia del hebreo en Judea la constituyen los manuscritos del Mar Muerto. Estos textos, descubiertos el año 1947 en unas cuevas cerca de dicho lago salado, significaron una revolución para la paleontología bíblica. ¿Por qué motivo los “sectarios de Qumrán”, como se les ha llamado a los cenobitas del desierto que escribieron y usaban esos textos aproximadamente un siglo antes de Jesús, los redactarían mayormente en hebreo si esa no era una lengua viva hablada en su tiempo? Aun uno de los principales defensores de la tesis aramea del origen de los evangelios, el Prof. Mathew Black, ha reconocido que el descubrimiento de esos manuscritos obliga a revisar su teoría.

Es cierto, por el lado contrario, que los evangelios consignan algunas palabras arameas en su texto: “Talita cumi” (niña levántate), “Efata” (ábrete), “Raboni” (maestro), y que el evangelio de Marcos dice que poco antes de expirar Jesús clamó en arameo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?) . Jesús llama a Pedro en arameo Cefas (en el evangelio de Juan 1:42) e igualmente lo llama Pablo así (y no Pedro) en dos de sus epístolas, lo que sería una indicación de Jesús hablaba con sus apóstoles en arameo. Pero en el texto griego de los evangelios figura un número mucho mayor de palabras hebreas que sería muy largo citar aquí. (Las más conocidas son: Mamón, Belcebú, Satán, raca).

Por último, la Mishná, la primera parte del Talmud, publicada en Galilea a inicios del siglo III D.C. fue escrita en hebreo. ¿Por qué lo harían si esa no era una lengua hablada? (La Guemará, la parte más voluminosa de ambos talmud –el jerosalimitano y el babilónico,- fue escrita en arameo entre los siglos IV y VI D.C.)

¿En qué lengua hablaba Jesús? La pregunta es más compleja de lo que parecería superficialmente. Posiblemente hablaba tanto en arameo como en hebreo o en griego, dependiendo de quiénes eran sus interlocutores y en qué lugar se encontraba.

Atentamente,

José Belaunde Moreyra

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