Publico a continuación dos artículos que creo resumen bastante bien la historia de lo ocurrido en Honduras y explica el porqué de la actitud hipócrita de los EEUU, de los países europeos y de la OEA
La nueva tiranía
por Juan Manuel de Prada
En la madrugada del domingo 28 de Junio, un comando de las Fuerzas Armadas de
Honduras, obedeciendo órdenes de la Corte Suprema de Justicia, detuvo al Presidente Manuel
Zelaya, por traición a la Patria y usurpación de poderes. Seguidamente, fue llevado en avión
hacia Costa Rica, cuyo Gobierno autorizó la entrada a su territorio. Horas después, los
medios de comunicación mostraban imágenes de tanques y soldados por las calles de
Tegucigalpa, y hablaban de "golpe de Estado".
Sin embargo, para la mayoría de la población hondureña, la "salida" de Zelaya,
conocido popularmente como "Mel", supuso un alivio, pues estaba llevando al país a una
confrontación directa: por su voluntad de ser reelegido en contraste con lo que dice la
Constitución, y por su cercanía con el mandatario venezolano Hugo Chávez y su grupo
político-económico, denominado "Alba" (Alternativa Bolivariana para las Américas). En un
enérgico discurso en Tegucigalpa, el día de la firma del "Alba" por parte de Honduras, acusó
de "vendepatrias" a cualquier hondureño que se le opusiera.
Un asesor jurídico de las Fuerzas Armadas explicó que la decisión de llevar a Zelaya
fuera del país se tomó para evitar un "baño de sangre", pues era previsible que en cualquier
cárcel del país llegaran seguidores de Zelaya a intentar liberarlo.
El 5 de julio se vivieron momentos de gran tensión en Honduras. Zelaya regresó a la
capital hondureña en un avión venezolano, pero el ejército se lo impidió. Alrededor de la
pista se habían congregado miles de seguidores de Zelaya, que casi lograron romper el cerco
de seguridad militar. En los altercados, murió un joven.
Hugo Chávez amenazó con invadir Honduras y restituir a Zelaya como presidente. El
Gobierno provisional de Micheletti decretó un "toque de queda" nocturno, pues se detectaron
grupos de personas –incluso extranjeros– que atemorizaban a la población.
El 9 de Julio, el presidente de Costa Rica y premio Nóbel de la Paz, Oscar Arias,
accedió a mediar en la crisis. Ese mismo día recibió en su casa, de forma separada, a
Roberto Micheletti y a Manuel Zelaya. Aunque no llegaron a un acuerdo, se decidió continuar
con el diálogo. Zelaya insiste en volver a ser presidente.
Graves problemas sociales
¿Por qué está sucediendo todo esto? En los años 60 y 70 del siglo XX, Honduras se
caracterizó por la alternancia en el poder de gobiernos militares, que se sucedían a través
de golpes de Estado. Pero en 1981, el entonces presidente, general Policarpo Paz García,
permitió la celebración de elecciones y convocó una Asamblea Nacional Constituyente que
redactó la Constitución de 1982. Desde entonces, ha habido elecciones democráticas en el
país, y han sido elegidos candidatos de las principales fuerzas políticas: el Partido
Nacional y el Partido Liberal.
Sin embargo, las cosas no iban bien en Honduras. De los 7.5 millones de hondureños,
la mayor parte vive en la pobreza. Además, ha ido aumentando la violencia, provocada por el
narcotráfico y las pandillas violentas, llamadas "maras".
Influencia chavista Llegamos así a agosto de 2008, cuando el presidente Zelaya decidió adherirse al
"Alba", junto a Hugo Chávez (Venezuela), Daniel Ortega (Nicaragua), Evo Morales (Bolivia),
Eduardo Correa (Ecuador) y los dirigentes de cuatro países más, cuya tendencia política
tiene un marcado peso ideológico. Esto empezó a preocupar a la mayor parte de la población
hondureña, a los otros Poderes del Estado y a los partidos políticos.
A partir de esa fecha, "Mel" empezó a cometer una serie de actos, que culminaron en
su cese legal del 28 de junio. Entre esos actos puede mencionarse que 1) no envió al
Congreso el Presupuesto para el 2009, con el que se ponía en peligro la economía del país, y
la celebración de las elecciones presidenciales de noviembre de este año; 2) en lugar de
aprobar el presupuesto del Tribunal Supremo Electoral, anunció en abril que haría una
consulta popular para instalar una "cuarta urna", que permitiera convocar a una Asamblea
Constituyente para cambiar la Constitución, y así poder ser reelegido.
Consulta ilegal
El Tribunal Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia le informaron de que
dicha consulta era ilegal, y que la Constitución prohíbe expresamente la reelección
presidencial. Sin embargo, Zelaya continuó con su propósito y, a finales de junio, llegaron
las urnas en un avión de Venezuela –con las papeletas impresas en el país vecino– para
realizar la consulta ilegal. La Fiscalía General del Estado decomisó ese material; pero el
25 de junio, Zelaya decidió recuperarlo por la fuerza: con unos cinco mil seguidores entró a
las instalaciones de la Fuerza Aérea Hondureña. Los oficiales al mando, sorprendidos, no
usaron las armas para evitar un baño de sangre.
Una vez "secuestradas" las urnas, Zelaya ordenó al Ejército distribuirlas por todo
el país. Pero el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general Romeo Vázquez, se negó a
acatar la orden, por lo que Zelaya procedió a repartirlas con la ayuda de algunos
simpatizantes. Fue entonces cuando el Congreso Nacional inició un proceso jurídico para
cesarle y detenerle, por violar la Constitución. Según algunos analistas, fue el mismo
Zelaya quien dio un "golpe de Estado" con estas acciones. La tensión crecía en el país y se
temía que hubiera enfrentamientos. La mayoría de la población pedía que Mel se fuera y
dejara de violar las leyes.
Nuevo presidente temporal
En medio de la confusión internacional, Zelaya consiguió que la Organización de
Estados Americanos repudiara el supuesto "golpe de Estado". También compareció ante la
Asamblea General de la ONU, y obtuvo una resolución en la que se condenaba el "golpe" y se
exigía su rehabilitación como presidente. Pero los miembros de la ONU desconocían todavía
que Zelaya estaba acusado de 18 delitos en su país.
En estos momentos, los militares no están en el poder, sino los civiles. El diputado
Roberto Micheletti, que era presidente del Congreso, ha jurado como nuevo presidente de
manera temporal, de acuerdo con las leyes del país. En principio, permanecerá en el cargo
hasta las elecciones de noviembre y la entrega de poderes al futuro Presidente en enero.
Todos contra Honduras
Por Jorge Salaverry
Hipocresía
Por una diferencia horaria los europeos fueron los primeros en condenar los hechos ocurridos en Honduras en la mañana del 28 de junio. Unas horas más tarde lo hizo la OEA, activada por el sentido corporativista de los presidentes que la controlan y por los intereses personales y mezquinos de su secretario general. Dos días después se sumó la ONU, incitada por el presidente actual de la Asamblea General, el ex ministro sandinista al servicio de Ortega, Chávez y Castro, Miguel D'Escoto Brockman.
El lema era: ¡Todos contra Honduras! El problema, sin embargo, no está en las reacciones iniciales. El problema está en que después de un mes las democracias de verdad, con Estados Unidos a la cabeza, siguen haciendo un frente común con gobiernos abiertamente antidemocráticos como los de Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Cuba, y persisten en que "la restauración de la democracia y del orden constitucional en Honduras pasa necesariamente por el retorno de José Manuel Zelaya a la Presidencia de la República".
Esa posición, además de injusta, es hipócrita y cobarde. A estas alturas ya no es válido aferrarse al pijama de Zelaya; ya nadie puede alegar ignorancia de que lo que en verdad ocurrió en el país centroamericano es que sus instituciones legítimas se activaron para frenar legalmente los muchos y continuados atropellos del ex presidente Zelaya a la Constitución y al orden institucional. Esa activación oportuna, valiente y apegada a derecho salvo la libertad y la democracia en el pequeño país centroamericano. Todo lo demás son cuentos chinos. Algunos motivos ¿Por qué entonces las democracias siguen con la cantaleta de la restitución de Zelaya? Empecemos por Estados Unidos. En primer lugar, la actual administración demócrata, enfrentada como está a enormes problemas internacionales y domésticos, lo menos que desea en estos momentos es que se le alborote "el patio trasero" y cree, equivocadamente que la mejor manera de lograrlo es no irritando a los déspotas de la región. En segundo lugar, tiene horror de ser percibida como que apoya un golpe de Estado, cosa que en Honduras no hubo. En tercer lugar, tiene miedo de que su "nueva política" hacia América Latina fracase si incomoda al bloque chavista. Y por último, cree que debe sacrificar a Honduras para enseñarle a los otros países del hemisferio que los golpes de Estado ya no se toleran. Ilusos.
¿Y qué decir de los europeos? El siguiente caso es ilustrativo. En agosto de 2008, en Mauritania, un generalote derrocó mediante un golpe de Estado puro y duro al presidente civil elegido democráticamente y se apoderó del Gobierno. Hace poco más de una semana, el mismo golpista se afirmó en el poder "ganando" unas elecciones que él ayudó a organizar. El Gobierno de España se ha congratulado por esas elecciones y ha declarado su disposición de colaborar con el generalote "en la consolidación de la gobernabilidad constitucional y el desarrollo económico y social de este país vecino y amigo". ¿Y qué dice respecto a Honduras? Que Zelaya debe ser restituido a la Presidencia. Parece pedir demasiado ¿Y del secretario general de la OEA qué hay? Pues que Insulza –el auto declarado admirador de Fidel Castro–, estuvo listo para hacerse cómplice de la consulta ilegal que Zelaya esperaba realizar el 28 de junio. En una conferencia organizada por el Inter American Dialogue, en Washington, el 16 de julio, Insulza declaró que estuvo en contacto con Zelaya en los días anteriores al 28 de junio, y que el mismo día antes de que lo depusieran él llamó a Zelaya para decirle que el lunes 29 arribaría a Tegucigalpa una misión de la OEA. ¿Alguien que no se chupe el pulgar podrá creer que esa misión llegaría para cuestionar la legitimidad de la consulta que Zelaya tenía organizada para "ganar" con una amplísima mayoría? Pues no; el objetivo de la misión era justificar la consulta y paralizar las instituciones hondureñas. Y encima de eso, Insulza tuvo el descaro de anunciar la semana pasada que la OEA no reconocerá al gobierno que elijan los hondureños en noviembre si Zelaya no es restituido.
Es tiempo de ponerle punto final a tanta cobardía y dobles raseros. La Unión Europea, Estados Unidos y todas las democracias de verdad están claras en el fondo de que Zelaya fue depuesto de manera legal y legítima y de que no puede ni debe volver a la Presidencia. Es tiempo de reconocerlo abiertamente y de mostrar el debido respeto hacia las instituciones hondureñas y hacia la mayoría de los hondureños pacíficos y amantes de la libertad. Pero ya sé que esto es pedirle demasiado a la "comunidad internacional".
No hay comentarios:
Publicar un comentario