Hoy he enviado al diario La República la siguiente carta acerca de la joven asesinada en un hostal de Miraflores.
Miraflores, 5 de junio, 2010
Señor Director
La República
Pte.
Estimado Señor Director:
No hay duda de que el asesinato de esta joven por un maniático es un hecho lamentable. Pero es también justo decir que una muchacha que a la edad de 21 años recibe de regalo una camioneta 4x4 y que dispone de todo el dinero que se le antoje para pasar su tiempo entre bares, discotecas y casinos, y a quien nadie vigila, ha sido empujada a la muerte por quienes la engrieron de una manera tan irresponsable. Aparentemente ninguno de sus allegados se tomó la molestia de advertirle -consideraciones morales aparte- que ir a un hostal con un hombre a quien apenas conoce, es una imprudencia que ninguna muchacha en su sano juicio comete.
Atentamente,
José Belaunde Moreyra
Añadamos a título de comentario que es curioso que la triste noticia de lo ocurrido a esa joven haya coincidido con el incidente provocado por la actriz Fiorella Cayo, otra niña engreída que porque es (relativamente) famosa cree que puede hacer lo que le da la gana.
Pero más que preocuparnos el destino temporal de la chica Flores debe preocuparnos su destino eterno. Porque esa muchacha ha muerto en pecado y, a menos que se arrepintiera al último instante antes de expirar, se encuentra en el infierno. Y esa es una desgracia que nada puede reparar. Ojalá haya tenido Dios misericordia de ella en el ultimo momento, y algo de lo que aprendió en el colegio, si es que se lo enseñaron, le haya venido a la memoria.
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