lunes, 9 de noviembre de 2009

Polémica sobre el aborto y la PDS

Pocas cosas hay tan notables como la hipocresía de los abortistas. Antes de que se discutiera en la Camara de Representantes de los EEUU los proyectos para hacer una vasta reforma del sistema de salud, ellos proclamaban la urgente necesidad de aprobar ese proyecto revolucionario del presidente Obama y denunciaban a los que querían que se incluyera en el mismo una cláusula restrictiva sobre el aborto. Pues bien, después de mucho forcejeo la Cámara de Representantes ha aprobado finalmente el proyecto de ley incluyendo la cláusula restrictiva sobre el aborto. Los abortistas se han picado tanto por esta pequeña derrota que han anunciado que se van a oponer a la aprobación por el Senado del proyecto aprobado por la cámara baja. ¿Donde quedó su lacrimógeno interés por la salud de las mujeres pobres que no cuentan con un seguro de salud? Para ellos y ellas -pues son las feministas las más ardientes activistas- no hay salud que valga sin aborto.

A continuación copio dos cartas que he dirigido a dos revistas locales que han publicado artículos sobre este tema la semana pasada.

Miraflores, 5 de noviembre, 2009


Señores
SOMOS
Pte.

Estimado Señor Director:

Quiero felicitarlo por el excelente resumen del debate de días recientes sobre la PDS, publicado en el último número de SOMOS con el título de “Golpe al Vientre”. Pero también debo felicitar al Tribunal Constitucional por la decisión acertada que ha tomado sobre ese controvertido asunto. La mejor defensa que he leído, dicho sea de paso, sobre la sentencia del TC es el artículo de Martha Chavez (¿Cosa de Mujeres?) publicado el 31 de octubre. No sabía que fuera tan inteligente.

Pero en lo que no puedo felicitar a SOMOS es que haya repetido acríticamente el argumento de la otra Chávez, es decir, de Susana, cuya falacia no escaparía ni a un niño. Ella sostiene que “cuando el óvulo está fecundado la pastilla ya no tiene efecto”. ¿En qué consiste el tercer efecto que todos los prospectos de las AOE mencionan? En impedir la implantación del óvulo fecundado (es decir, del embrión) en el endometrio. El tercer efecto no apunta al óvulo no fecundado porque éste no busca anidar en el endometrio, ni tiene para qué hacerlo. Lo que los prospectos de esos fármacos dicen claramente es que una vez que se produce la implantación, ya la pastilla no tiene efecto. Por ese motivo debe tomarse antes de que transcurran 72 horas de mantenidas las relaciones “no protegidas”.

Los defensores de la distribución de la PDS quieren negar que exista este tercer efecto, que obviamente es abortivo. Pero aquí hay algo muy interesante, que es muy revelador de la astuta estrategia que emplean las farmacéuticas que fabrican estas pastillas. En los países de habla hispana, como la Argentina, en donde el aborto está penado, la fraseología que menciona el tercer efecto es velada y expresada en términos médicos que no son obvios para los legos. Pero en las páginas francesas o inglesas de esos productos (donde el aborto es legal), el efecto abortivo está claramente expuesto.

Atentamente,

José Belaunde Moreyra


Miraflores, 5 de noviembre, 2009

Señor Director
Revista Caretas
Pte.

Estimado Señor Director:

Para gran sorpresa mía el artículo que el último número de Caretas dedica al tema de la PDS carece de la objetividad que yo esperaba de su revista, pues lo aborda desde un criterio agresiva e inesperadamente anticonfesional, ignorando los aspectos médicos prácticos que básicamente son de salud pública.

Aquí la pregunta clave es: ¿Es prudente distribuir en forma gratuita un fármaco cuyo uso frecuente conlleva tantos efectos colaterales riesgosos? Cualquiera que revise las advertencias y contraindicaciones mencionadas en los folletos de los diversos productos que contienen la hormona Levonorgestrel se dará cuenta de que se trata de productos que sólo deben administrarse bajo un estricto control médico y de ninguna manera venderse sin receta.

El solo hecho de que el Ministro de Salud haya comprado un lote masivo del producto y que haya propuesto irresponsablemente que se distribuya gratuitamente, sería suficiente motivo para interpelarlo.

Se recordará que hace algunos años las autoridades sanitarias norteamericanas ordenaron que se retirara del mercado el popular implante "Norplant" (cuyo componente activo era la misma hormona Levonorgestrel) por los efectos nocivos que uso estaba causando.

Aquí el tema de si el fármaco es o no abortivo, palidece al lado de saber si es o no conveniente su distribución gratuita y sin receta a una población que no está suficientemente advertida de los riesgos a que se expone al tomarlo. Y eso es lo que en primer lugar debía haberse discutido.

Pasando al segundo aspecto, el del efecto abortivo de la PDS, es lamentable la posición adoptada por el representante de la OMS, porque él como médico sabe muy bien que sí tiene ese efecto. Lo dicen los folletos de los fármacos que contienen esa hormona (disponibles todos en internet).

Me limitaré a citar las frases pertinentes de los prospectos de tres anticonceptivos orales de emergencia.
Norgestrel Plus de BiotenK, Argentina: "Se evita que el endometrio alcance el desarrollo adecuado para la implantación." (Puede consultarse en: www.biotenK.com.ar/productos/prospectos/Norgestrel%20Plus.pdf)
Imediat - N de Gador, Argentina: "desincronización en la maduración del endometrio"; es decir, lo vuelve inadecuado para la implantación. (www.fundacion25demarzo.com.ar/imediat.htm)
Postinor2, Drogería Farmagé SAC, Perú: "previene la fecundación e implantación en el ciclo luteal." (www.postinor2.com.pe)

Espero leer en el próximo número de Caretas un artículo que haya sido escrito con la cabeza fría.

Entretanto, lo saluda cordialmente,

José Belaunde Moreyra

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