Miraflores, 18 de mayo, 2010
Señor Director
Diario El Comercio
Pte.
Estimado Señor Director:
Acabo de regresar de pasar unos días en Ayacucho y he podido constatar con tristeza cuán descuidado está el enorme potencial turístico que albergan esa ciudad y sus alrededores. Un potencial que, de ser explotado, cambiaría la vida de los habitantes de esa ciudad que no tiene industrias ni minería cercana y que languidece económicamente, pese a su lustroso pasado.
Por de pronto su espléndida catedral y sus numerosas iglesias están permanecen todo el día cerradas (Claro, es por temor a los robos de las riquezas que guardan. Pero eso podría solucionarse si se inviertiera en medidas de seguridad). De sus espléndidas casonas, con sus macisas arquirías, algunas de las cuales datan del siglo XVI, sólo cuatro han sido puestas en valor. Pero tanto en la Plaza de Armas como en las calles aledañas, hay decenas de casonas tugurizadas o semi derruídas, que podrían ser revaloradas.
Si el Ministerio de Turismo estuviera dispuesto a hacer la inversión necesaria (porque el Gobierno Regional no tiene la capacidad de hacerlo) Ayacucho y sus magníficos alrededores podrían competir ventajosamente con Arequipa en atraer turistas, y proveer de significativos ingresos al país y a la región.
Nuestras autoridades deberían hacer con Ayacucho lo que Colombia ha hecho con Cartagena, que ha sido puesta como en vitrina, a pesar de que, aparte de su fortaleza, arquitectónicamente tiene muy poco que ofrecer comparado con Ayacucho. Esta ciudad es en verdad un mendigo sentado en un banco de oro turístico que está esperando ser explotado.
Atentamente,
José Belaunde Moreyra
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